Alicia es el ejemplo de la joven universitaria que ya va teniendo claro que las mujeres y los hombres, a pesar de ser tan diferentes en esencia, deben tener papeles equiparables en la sociedad. Su lucha es la de la mujer moderna, que se mide con los hombres de igual a igual, aunque para ello tenga que defenderse de los prejuicios y críticas que despierta. Es también el ejemplo de los partidarios de que la situación política y social que vivía España debía cambiarse desde dentro del sistema.