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Fernando Solís & Alicia Peña |
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Junio de 1963 (II) |
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Mediados de junio de 1963
Fernando se había levantado pronto, dejó que Alicia durmiese pero empezaba a hacerse tarde si querían estar listos para la boda y para ir al aeropuerto a recoger a Macarena; además, tenían que pasar por casa de los padres de Diane para llevarla en coche al ayuntamiento. Pierre había intentado alquilar un coche lujoso pero Fernando se negó a conducirlo bromeando sobre su coche, no era tan malo como para no querer que su futura mujer llegase en él; Pierre le dio la razón aunque de lo que no le convenció fue de desistir ante esa idea, el coche lujoso, con chófer incluido, les llevaría al lugar donde celebrarían la comida. Las niñas, sentadas en la cuna, no dejaban de babear los vestidos mientras que Roberto iba de un lado a otro del salón vigilando a sus hermanas y preparando la bolsa para que no se olvidase nada en casa, Tor se había acostumbrado a quedarse junto a la cuna mirando a las niñas y ladrando si se intentaban sentar solas. Terminó de vestirse y se echó a reír, eran testigos en una boda, desde luego, su vida había cambiado mucho. Entró a la habitación despacio, el día anterior habían llegado tarde de El Havre, los días allí habían sido perfectos, descansaron todo lo que sus tres hijos les permitieron, disfrutaron de la playa cuando el viento les daba una tregua, Fernando salía a nadar todas las mañanas, Alicia aprovechaba antes de atardecer para darse un buen baño y después pasear por la orilla con Roberto, al que le encantaba salpicar con las pequeñas olas que llegaban, las niñas intentaban todos los días salirse de la toalla y tocar la arena con la que jugaba su hermano pero su padre estaba atento en todo momento y les quitaba esa idea empezando a jugar con ellas. Sabía que a Alicia le costaría volver a la rutina pero también que le apetecía; habían disfrutado mucho la semana que estuvieron, pero Alicia también disfrutaba con su trabajo, al día siguiente tendría una reunión con Emile para desligarse un poco de los casos del despacho, no lo dejaría del todo, pero quería centrarse en la Comisión. Él no había vuelto a escribir nada, al día siguiente tendría que ponerse a ello, si era sincero no le apetecía escribir lo que quedaba, pero se había comprometido. Se quedó parado junto a la cama mirándola, siempre le gustó verla dormir, se agachó suavemente y la besó el pelo susurrando.
-Alicia… Deberías levantarte…
-Mmmmm –se estiró molesta pero al momento sonrió mirándole y le besó- buenos días mi amor.
-Buenos días dormilona…
La carcajada de Alicia le dejó claro que acababa de despertarse del todo, le colocó la corbata sonriendo, le parecía que se había arreglado más de lo que el propio Fernando reconocería nunca, eran testigos de la boda de sus amigos y, aunque nunca diesen importancia al matrimonio, era importante, otro paso más en su vida diaria, una vida más normal de lo que se habían imaginado. Se levantó dando un salto al mirar el despertador.
-¡Fernando! Deberías haberme despertado antes, no me va a dar tiempo, en menos de dos horas tenemos que estar en el aeropuerto.
-Bueno, puedo ir yo a buscar a Macarena mientras tú te preparas.
-De eso nada, –le besó y salió directa al baño alzando la voz- ¡no puedo esperar para verla!
Dudó un segundo y antes de entrar al baño fue a saludar a sus hijos, Roberto la abrazó metiéndola prisa mientras Andrea alargó los brazos al verla.
-Buenos días –besó a las niñas y abrazó a Roberto- veo que papá ya os ha puesto guapos a los tres… Sólo falto yo.
-Mamá estás apa siempe.
-Y tú te pareces mucho a papá con tanta zalamería…
Se echó a reír y le besó el pelo, Fernando regresó al salón después de hacer la cama a tiempo de escuchar a Alicia, la miró divertido.
-Deja de criticarme y vete a ducharte, nosotros ya estamos listos… -señaló la mesa puesta- Incluso hemos desayunado, no nos va a dar tiempo Alicia…
Suspiró con resignación y le besó, cogió una tostada y entró al baño dispuesta a ducharse, Fernando habló alto para que le oyese.
-Tendrás que desayunar algo más que una tostada.
-Lo dice quien sólo ha tomado un café… ¿Me equivoco?
Fernando se echó a reír, se conocían tan bien que podían adelantarse a lo que haría el otro, entró al baño a tiempo de ver cómo se desnudaba y comía el último trozo de tostada. Alicia le dedicó una sonrisa pícara y entró a la bañera, Fernando la besó y salió del baño al oír a Roberto llamarle, habían llamado a la puerta aunque no necesitaba abrir para saber quién sería. Recibió con una mirada comprensiva a Pierre, todavía no estaba vestido y se notaba que la noche anterior no había dormido mucho. Contuvo las ganas de soltarle alguna pulla y le abrazó antes de que Roberto hiciese lo mismo y no le soltase ni siquiera cuando fue a saludar a las niñas.
-¿Quieres un café?
-Sí, no, bueno… No, mejor no, quizás ¿una copa?
Fernando sonrió evitando reírse, le sirvió una copa pero no le serviría más, no quería ser el responsable de que apareciese borracho para casarse. Los días que pasaron en la playa recibieron varias llamadas de Pierre, quería compartir con ellos los avances en los preparativos, además de saber su opinión sobre cada cosa que preparaba. Fernando cogió un cruasán y se sentó en el sofá, las niñas seguían tranquilas en la cuna, parecía que sabían que era un día importante para su tío y que necesitaba hablar tranquilamente. Pierre se sentó en la butaca con Roberto en sus brazos, el niño le miraba con seriedad y terminó preguntando, una vez más, por la iglesia y la boda. Fernando movió la cabeza resignado y vio cómo Pierre se tomaba la copa de un trago.
-No es en la iglesia Roberto… Pero sí, hoy me caso, –miró a Fernando y se sintió aliviado al ver comprensión y no ironía, volvió a centrarse en el niño- veo que tú ya estás preparado, estás muy guapo.
-No, apas Anea y Ana y mamá tamién.
-Es cierto, tus hermanas están guapísimas.
Fernando sonrió ante el abrazo de un Roberto que parecía haber entendido que ese día no debía hacer más preguntas. Pierre encendió un cigarro, iba a apagarlo al momento recordando que Fernando prefería que no fumasen en casa pero Fernando le dijo que no importaba.
-¿Cómo lo hiciste Fernando? Estos días se me han hecho muy largos y todavía quedan muchas horas, sé que racionalmente es una tontería, Diane y yo vivimos juntos, no va a cambiar nada pero…
-Pero os casáis, -le apretó el hombro recordando lo importante que fue el día de su boda con Alicia- ya sabes que a mí no me gusta el sentido de matrimonio, esa manera de atar a las personas… -encendió un cigarro- Pero el día de mi boda estaba peor que tú, te lo aseguro. En mi caso quizás porque en el pasado yo presencié la boda de Alicia, me sentí tan mal, tan fuera de lugar… -dio una calada recordando ese momento, ver a Alicia decir sí fue muy duro- Casarme con Alicia fue borrar ese pasado del que siempre me he sentido responsable.
Pero tengo que reconocer que no sólo era eso… Ver a Alicia entrar, con su vestido, caminar hacia mí despacio, sentir que sólo ella y yo existíamos, porque si te soy sincero, hubo un momento en que no recordaba que vosotros estabais allí. La espera puede ser muy larga, pero merece la pena, ya verás.
Pierre apagó el cigarro, le sonrió y empezó a jugar con Roberto, les había echado mucho de menos la semana que pasaron en la playa, Fernando les vio coger las piezas para construir y se levantó a coger la cámara, después de hacer la foto Pierre le miró divertido.
-Tu última foto como soltero, no te quejarás.
Fernando sonrió al ver que se relajaba ante la broma, se pusieron al día, Pierre le contó las últimas novedades de España, Fernando no se había enterado de las bombas en aeropuertos que había puesto el CIL, habían estado desconectados del mundo y se alegraba de que hubiese sido así, pero no dejó de preguntar a Pierre sobre todo lo que sabía de ese tema. Al parecer Antoine le había asignado a Pierre la información que antes cubría él, miró a su amigo casi con culpabilidad pero Pierre le quitó importancia, le gustaba ocuparse de esos temas.
-Por cierto, Antoine lleva días diciéndome que quiere hablar contigo…
-Qué pesadez, ya le dije que no quiero seguir en la revista.
-Creo que no tiene que ver con la revista, es por otra cosa, igual deberías ir a ver qué quiere…
-Ya veremos, de momento a mí no me ha llamado.
-Porque le dije que estabas de vacaciones, pensaba llamarte el mismo día que habló conmigo –se echó a reír pero volvió a concentrarse en la torre que Roberto y él construían- te va a llamar seguro.
-Pierre… -esperó a que le mirase- En menos de dos horas llega Macarena ¿quieres venir con nosotros a recibirla al aeropuerto?
Pierre se echó a reír y no podía parar, terminó sonriendo a Fernando, cuando pensó en qué hacer para pasar las horas sin desesperarse, había sabido que ir a casa de sus amigos le haría olvidarse del tiempo que quedaba para casarse. Fernando les dejó solos un momento, había oído cómo Alicia salía del baño, cogió un par de brioches y una taza de café y entró en la habitación, no pudo evitar acercarse y besarle el cuello, hasta el momento Alicia no le había dejado ver el vestido que se había comprado para la boda, le gustaba mucho, aunque en realidad Alicia siempre le parecía que estaba preciosa.
-Fernando… Tengo poco tiempo para prepararme, -tomó el café de un tragó y mordió el brioche, siguió hablando con la boca llena- no quiero que hagamos esperar a Macarena.
Se echó a reír y la besó suavemente, Alicia preguntó si Pierre estaba muy nervioso, compartieron una mirada cómplice recordando los nervios que ellos tuvieron en su boda y dejó que se maquillase mientras él volvía al salón para terminar de preparar la bolsa. Pierre estaba sentado en la alfombra con las niñas en los brazos, Roberto le hablaba de la playa mientras deshacía la torre que habían hecho entre los dos; Tor se había puesto en guardia y no dejaba de mirar a Pierre casi con recelo por tener a las niñas con él.
-Empezaron a mover los brazos pidiendo atención, espero que no te moleste que las haya cogido.
Se echó a reír quitándole importancia, todavía Pierre podía sorprenderle actuando con la misma inseguridad que al principio de conocerle; Pierre se quedó mirándole, en realidad no era inseguridad, sabía que para Fernando sus hijos eran lo más importante y no quería resultar poco cuidadoso. Alicia se miró en el espejo cuando terminó de prepararse, tenía que reconocer que estaba nerviosa, eran testigos de una boda, acudirían con sus tres hijos… Se echó a reír, en el pasado nunca se hubiera imaginado a Fernando de testigo en una boda; pero los más importantes eran Diane y Pierre, se alegraba mucho por ellos y sabía que serían felices como lo habían sido hasta el momento. Salió de la habitación casi sin hacer ruido, había oído llegar a Pierre e intuía que estaba muy nervioso; Fernando se levantó y la besó suavemente preguntando si estaba lista, las niñas movieron los brazos hacia ellos y Roberto tradujo, querían que las cogiesen, Pierre se echó a reír ante la mirada divertida de sus amigos.
-Podemos salir cuando quieras Fernando, estoy lista… Por cierto Pierre, -le miró sonriendo y esperando que no le molestase- ¿qué tal la última noche como soltero?
Pierre se echó a reír moviendo la cabeza, habló de la fiesta que le habían organizado sus primos, Alicia le miraba divertida mientras cogía a las niñas para dejarlas en el cochecito. Todos sabían que Pierre exageraba esa fiesta, no había disfrutado porque sólo podía pensar en el día siguiente; pero entre bromas era más fácil hablar de la noche anterior. Salieron de casa acompañados de su amigo pero él no iría al aeropuerto, Alicia le abrazó después de dejar el capazo de las niñas en el asiento trasero.
-Me alegro mucho por vosotros, no porque os caséis, sino por lo felices que se os ve.
Pierre sonrió un tanto incómodo, no le gustaba del todo ser el protagonista, pero terminó echándose a reír, era su boda, tenía que ser uno de los protagonistas. Alicia sentó a Roberto al lado de sus hermanas y entró al coche dispuesta a conducir hasta el aeropuerto, tenía muchas ganas de volver a abrazar a Macarena y disfrutar de su alegría y espontaneidad; por el retrovisor vio cómo Fernando abrazaba a Pierre emocionado.
-En un rato te veo… -le apretó el hombro sonriendo- Verme de testigo de una boda, desde luego… Si estás nervioso, imagínate eso, yo siendo testigo de una boda…
Pierre se echó a reír, miró de reojo y se dio cuenta que ni Alicia ni Roberto les quitaban la vista de encima.
-¿También estás nervioso? Entonces no soy el único…
Fernando se rio volviendo a abrazarle, entró en el coche viendo cómo Pierre empezaba a caminar despacio hacia su casa; Diane llevaba un par de días en casa de sus padres, así que las horas se le hacían todavía más largas. Fernando se acomodó en el asiento trasero junto a sus hijos y sonrió a Alicia.
-Si no arrancas llegaremos tarde…
-Si llegamos tarde será por Pierre y por ti… -arrancó dejando de mirarle a través del retrovisor pero volvió a mirar un segundo- Claro que Pierre no está tan nervioso como lo estaba algún otro el día de su boda…
-Y alguna otra ¿no?
Roberto se echó a reír al ver a Andrea alargar el brazo para llegar hasta Fernando y darle un suave golpe, la carcajada de Alicia anunció a Fernando el comentario que haría, y no se equivocó, sonrió cuando Alicia aseguró que dentro de unos meses Andrea sería su aliada cuando intentase picarla. Roberto no dejaba de hablar de Macarena, cuando le dijeron que volvería a París se había puesto muy contento, le habían mirado sorprendidos pues era un bebé cuando la conoció, aunque no habían dejado de hablarle de ella, al igual que de todos los amigos que dejaron atrás. Alicia conducía tranquila, no parecía estar nerviosa pero Fernando sabía que lo estaba, la manera de morderse el labio o de mirar el reloj la delataba; empezó a hablar del regalo para sus amigos, Alicia estaba muy ilusionada imaginándose las caras de Diane y Pierre, incluso pensaba que tendrían casi que obligarles, les conocía demasiado bien como para saber que no querrían irse de viaje por los niños, Diane era muy responsable en su trabajo, pero tenía claro que no sólo era por eso, tres niños pequeños dan mucho trabajo y sabía que sus amigos no querían dejarles solos, y más cuando Fernando tenía prevista una nueva entrega de capítulos del libro y ella iba a empezar a centrarse en su trabajo en la Comisión.
-Aunque no quieran les convenceremos ¿verdad?
-Por supuesto… Tú eres capaz de convencer a quien sea –la miró orgulloso- y ya sabes que para mí no existe la palabra imposible.
Fernando apartó la vista para atender una nueva llamada de atención de Andrea, esperaba que durante la boda no estuviese tan animada, Grace y Antonio se ocuparían de los niños el tiempo que durase la celebración; Alicia sonrió tiernamente al ser consciente de lo que estaba pensando, podía verle frotarse las manos nervioso y mirando de reojo hacia sus hijos mientras ejercía de testigo en la boda de sus amigos.
-No pongas esa cara que estoy seguro que a ti te pasará lo mismo cuando dejemos a los tres con Grace y Antonio.
-Papá yo quero celebar la boda de los tíos, no quero pedémela.
-¡Claro que no! No te la perderás Roberto –le miró serio, se sentía bien hablando con su hijo como si tuviese más edad y estaba seguro que podía entenderle- pero tendrás que verla con los tíos Antonio y Grace, les quieres ¿verdad?
Roberto vaciló un poco ante esa pregunta, parecía que sabía que responder la verdad le dejaría sin argumentos para quejarse por no estar con ellos durante la boda, terminó asintiendo mientras suspiraba.
-Mamá y yo tenemos que estar con los tíos Diane y Pierre, somos los testigos, sí, yo también estoy sorprendido no creas, –miraba divertido a Alicia- yo testigo de una boda… A quien se lo digas… Como los tíos han querido que lo seamos, no podemos estar con vosotros, pero estaréis muy cerca, en primera fila, porque los tíos os quieren mucho.
Roberto asintió con la cabeza abrazándose a él, Alicia les miraba sonriendo, esas conversaciones con el niño siempre le hacían emocionarse, sentía que era un adelanto de todas las conversaciones que tendrían en unos años. Sin darse cuenta habían llegado al aeropuerto, Alicia aparcó y se quedó mirando hacia la entrada, hacía un año que no veía a Macarena, tenía muchas ganas de abrazarla y volver a disfrutar de sus comentarios siempre tan divertidos.
-Mamá tenemos que buscar a Macaena no podemos quearnos en el coche.
-Tienes razón mi amor –se frotó los ojos disimulando las lágrimas y cogió el bolso- tenemos que salir.
Fernando dejó que saliese ella primero, Alicia cerró despacio la puerta y respiró, esperó a que Fernando montase el coche de las niñas y se agarró a su brazo para empezar a caminar, con la otra mano cogió la mano de Roberto, las niñas iban despiertas en el coche pero no protestaban. Sabían que habían llegado pronto pero Alicia esperaba que el vuelo hubiese llegado ya, Fernando se paró junto a unos asientos y la propuso sentarse a esperar, Alicia vio cómo él se sentaba y cogía a Andrea en brazos, ella cogió a Ana pero no se sentó, empezó a dar pequeños paseos delante de los asientos. Roberto dudó un momento si imitar a su padre o a su madre, Fernando vio ese debate en su hijo y se echó a reír, Alicia le hizo burla al darse cuenta y decidió sentarse pero, aun así, seguía moviendo el pie con impaciencia. Cinco minutos antes de la hora Alicia no pudo resistir más y le convenció para acercarse a la puerta de embarque por donde saldría Macarena; Ana se había dormido en brazos de su madre así que la dejó en el coche mientras Andrea seguía manoteando en brazos de su padre, cada vez dormía menos horas por el día, aunque había dejado de despertarse por la noche pidiendo el biberón. Alicia cogió a Roberto en brazos cuando vieron que un avión iba a aterrizar, lo señaló a través del cristal y le dijo a su hijo que la tía Macarena iba a llegar, Roberto aplaudió contento mientras decía que tenía que darse prisa en llegar para no perderse la boda de los tíos. Alicia esperó frente a la puerta, Fernando estaba unos pasos por detrás de ella con una mano en el cochecito y con el otro brazo sujetando a una Andrea que cada vez era más difícil mantener en brazos porque no dejaba de moverse. Macarena adelantó a los pasajeros que arrastraban los pies, parecían no tener prisa mientras que ella estaba deseando volver a abrazar a su amiga y conocer a sus hijas; tuvo que disculparse con una señora al chocar con ella intentando adelantarla, la mujer había soltado un sonoro bufido pero terminó sonriendo ante las disculpas de Macarena, su desparpajo consiguió alejar la antipatía natural de esa mujer. Alicia sonrió emocionada al ver a Macarena abrirse paso entre los demás, fue la primera en salir por la puerta, se adelantó unos pasos hasta llegar a ella, iba a abrazarla pero Roberto se adelantó alzando sus brazos y llamándola. Macarena cogió a Roberto de los brazos de Alicia y le llenó de besos sonriendo, terminó abrazando a Alicia todavía con Roberto en brazos.
-Estaba deseando llegar, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, ¡no puede volver a pasar! Tenemos que vernos más a menudo.
-¡Sí! Mamá Macarena tiene que vivir en casa con nosotos.
-No puede mi amor, pero se va a quedar unos días, ya verás que bien lo pasamos –volvió a abrazar a su amiga y al separarse ya no podía ocultar la emoción- yo también tenía muchas ganas de volver a verte, ojalá pudiésemos vernos cada día.
Macarena la dio un sonoro beso y empezó a caminar hacia Fernando diciendo que estaba deseando achuchar a las dos pequeñas que sólo había podido ver en fotos; dio dos besos a Fernando sonriendo y se centró en Andrea, instintivamente Roberto la miró entrecerrando los ojos cuando cogió a su hermana, pero al segundo volvió a sonreír. Fernando abrazó a Alicia contemplando cómo Macarena atendía a Andrea, la niña parecía más animada que nunca y no dejaba de hacer suaves ruidos como si quisiese comunicarse con su nueva amiga. A Macarena se le caía la baba con la niña y se inclinó para dar un suave beso a Ana, que dormía tranquilamente, Alicia y Fernando miraban emocionados y sin darse cuenta de la gente que iba y venía a su lado.
-Son preciosas, tenía muchas ganas de conocerlas, se parecen mucho a ti Alicia.
-Afortunadamente, –intervino al darse cuenta que Alicia no podía hablar por la emoción- por eso son tan guapas.
-Bueno, Andrea tiene la mirada de Fernando… Por lo demás, es cierto, se parecen a mí… Pero serían muy guapas de no ser así.
Alicia había cogido la mano de Macarena a la vez que acariciaba la cara de su hija, Fernando sonrió comprobando que el momento de mutismo había desaparecido, enseguida empezaron a hablar casi atropelladamente y pisándose la una a la otra intentando contar en un segundo las novedades del último año. Tuvo que ser Roberto quien les recordase que tenían prisa, Alicia y Macarena, con Andrea en brazos, empezaron a caminar deprisa sin dejar de hablar, Roberto se agarró al manillar del cochecito y las siguieron sonriendo, Fernando, con la maleta de Macarena en una mano y manejando el coche con la otra, no dejaba de estar atento a cada gesto, le hacía muy feliz ver a Alicia tan ilusionada, le gustaría hacer más por que estuviese cerca de sus amigas. Al llegar al coche Macarena intentó sin éxito ir en el asiento trasero, Fernando se negó, debía ir de copiloto para poder hablar con Alicia y ver mejor los lugares por donde pasaban. Seguía llevando a Andrea en sus brazos, Alicia las miraba de reojo y sonreía a la vez que competía con la propia Macarena por no dejar de hablar, Roberto, inclinado hacia delante, quería contarle cosas sobre la guardería, Macarena movía la cabeza de un lado a otro feliz aunque no se enterase de todo lo que decían. Fernando se reía sin hacer ruido por la escena, le parecía muy divertido ver a Alicia tan impulsiva a la hora de hablar, en ese momento era difícil distinguir la personalidad de Macarena de la de Alicia; supieron que Inés y Mauro estaban deseando volver a París pero Mauro tenía mucho trabajo con la editorial, el despacho había despegado completamente y ya contaban con varios abogados de prestigio trabajando a las órdenes de Inés, Macarena seguía trabajando, le apasionaba el derecho casi tanto como a Alicia e Inés, y habló de su novio sin darle la mayor importancia, llevaban un tiempo viviendo juntos. Alicia le preguntó por qué no le había acompañado, un viaje de enamorados a París, la carcajada de Macarena les hizo reír a todos, incluida Ana que hasta el momento iba dormida. Alicia aparcó frente al ayuntamiento y cogió la mano que Andrea dejaba libre a Macarena, la miró seria para terminar diciéndola que las echaba mucho de menos y las quería muchísimo. Fernando respetó ese momento, muchas veces sentía que Alicia había dejado atrás demasiado por él, sabía que era feliz con su familia, incluso con su trabajo ya que en España nunca tuvo la libertad que tenía en Francia a la hora de ejercer el Derecho, pero había algo que no tenía en París, a sus dos grandes amigas, no las conocía hacía mucho, pero habían sido muy importantes en un momento clave de la vida de Alicia. Macarena se frotó los ojos y besó a Andrea, se había enamorado de la niña y le costaba dejársela a Fernando para que la acomodase junto a su hermana.
-Bueno, basta de charlas ¡que tenemos tres días para ponernos al día! –dejó con cuidado a la niña en brazos de Fernando y abrió la puerta- Ahora tenemos una boda a la que ir.
Alicia sonrió emocionada, había echado a perder el maquillaje pero merecía la pena, salió del coche a la vez que Fernando dejaba que Roberto bajase y salía él para montar el coche de las niñas, besó a Alicia y limpió con disimulo el rastro de las lágrimas.
-Tengo que ir a buscar a Diane, así podréis hablar con más intimidad, –sonrió a Macarena que casi parecía no atenderle porque no dejaba de mirar cómo las niñas se movían casi a la vez en el coche- aunque parece que toda la atención se la llevarán estas dos preciosidades –se agachó para darles un suave beso y arroparlas- espero no tardar, -intercambió una mirada con Alicia, era la hora de la verdad, eran testigos en una boda, sonriendo emocionados- aunque creo que ya han empezado a llegar parte de los invitados…
Los padres de Pierre ya estaban intentando organizar a todos, Roberto fue corriendo hasta ellos para abrazarles pero les dejó con la palabra en la boca y volvió junto a sus padres, no quería perderse ni un momento de la visita de Macarena. Fernando se despidió y, mientras volvía al coche, no dejaba de girar la cabeza para verlas hablar entrecortadamente mientras miraban a las niñas y atendían a un Roberto que quería llamar la atención de Macarena constantemente. Alicia giró la mirada instintivamente en el mismo momento en que Fernando arrancaba, sonrió pensando en la importancia de ese momento, en realidad no cambiaría nada la vida de sus amigos, pero ellos eran los testigos de su boda, echaba de menos a Inés y Macarena, y volver a verlas era siempre una alegría, pero habían conseguido tener una verdadera familia en París, esa que le costó tener en Madrid y que sólo gracias a los amigos y vecinos de la Plaza de los Frutos pudo disfrutar durante algún tiempo. Se echó a reír cuando Macarena empezó una conversación con Roberto, su hijo le hablaba de la playa, quería que volviesen todos y que Macarena jugase con él en la arena; poco después se acercaron los padres de Pierre, hizo las presentaciones oportunas, pensó que Macarena podría sentirse incómoda, al fin y al cabo había tenido algo con Pierre aunque apenas durase un par de días, pero la vio ser tan natural como lo era siempre. Después de unos minutos de cortesía, pasaron al interior del ayuntamiento donde podrían volver a hacerse confidencias; Macarena llevaba con mucho cuidado el coche de las niñas, Roberto iba agarrado al manillar mientras Alicia se limitaba a observarles y sonreír de oreja a oreja al ver la conexión de sus hijos con su amiga. Fernando sonrió al llegar al barrio residencial de los padres de Diane, sólo habían estado allí una vez, en el cumpleaños de Alicia el año anterior, aparcó frente a la portilla del jardín y salió del coche al ver a Paul, el padre de Diane, fumar un cigarro, decidió no meter prisa a la novia y aceptó el cigarro que le ofrecía. Sonrió cuando Paul le preguntó por los niños, aunque apenas les habían visto un par de veces, les conocían muy bien porque Diane no dejaba de hablar de ellos, se rascó el pelo al escucharle decir que le gustaría ser abuelo pronto, si dependía de su hija tardaría en serlo, aunque estaba seguro que Pierre no querría esperar mucho si fuese sólo su decisión. Diane tardó unos minutos en salir, se miraba en el espejo intentando sentir esos nervios que estaba segura que sentía Pierre, pero no lo sentía, amaba a Pierre y ya no podía imaginarse no vivir con él, los dos días que llevaba en casa de sus padres se le habían hecho muy raros, pero casarse no le causaba una gran emoción, para ella nada cambiaba; suspiró ante la voz de su madre, para ellos sí era importante que se casasen, desde que se fueron a vivir juntos habían insistido en ello. Abrazó a su madre pensando en la suerte que tenía, al menos no mencionaron nada de la iglesia, los padres de Pierre eran distintos en ese sentido, incluso intentaron convencerla a ella para que hablase con Pierre. Fernando sonrió al verla salir de casa, el vestido era muy sencillo pero estaba realmente guapa, la saludó con dos besos y se dio cuenta del contraste con Pierre, no había nervios en ella, hablaron entre risas sobre la celebración, lo que sí vio fue curiosidad, estaba seguro que Diane tenía muchas ganas de la reunión con todos sus amigos, de pasárselo bien y que Pierre se relajase y volviese a ser el de siempre. La ayudó a entrar en el coche y dejó que condujese Paul, no sabía si los padres de sus amigos se habían sentido desplazados al ser Alicia y él los testigos así que, por si acaso, quiso que fuese el padre de Diane quien la llevase hasta el ayuntamiento. Se sentó junto a ella bromeando con los nervios del novio, Paul arrancó el coche disimulando la emoción, su hija se casaba, llevaba tiempo sin vivir en casa pero ya era oficial, formaba su propia familia.
Alicia sonrió al ver entrar a Catherine y Jean, llevaban un par de días en París pero ellos todavía no les habían visto por estar de vacaciones; la abrazó preguntando por el viaje desde Toulouse pero en unos segundos la atención estaba centrada en las niñas, todavía no las conocían y los dos se quedaron prendados de ellas. Roberto les saludó entusiasmado, abrazó a Jean diciendo que tenían que venir a París más veces; Alicia se mordió el labio pensando si Macarena se sentiría incómoda pero estaba hablando animadamente con Sophie, por una vez Gabrielle y ella no llegaban tarde. Roberto empezó a moverse por la sala como si estuviese en casa, estaba rodeado de todos sus tíos, además ya conocía a los familiares más cercanos de Diane y Pierre, de todas formas cada poco tiempo buscaba a sus hermanas con la mirada para comprobar que estaban bien. Alicia disfrutó de un cigarro mientras sus hijas centraban la atención de Macarena y Gabrielle, saludó a Grace y Antonio al verles entrar, Liberto llegó poco después acompañado de su amiga, en ese momento Roberto volvió a su lado para saludarles. Macarena les saludó, les había conocido cuando estuvieron en Barcelona y Antonio le había caído muy bien, empezaron a hablar del trabajo de Antonio, Alicia les miraba divertida, la Macarena que ella había conocido en Madrid se habría interesado muy poco por un sindicato político, pero ya no era así, aunque tenía claro que su amiga nunca se metería en algo tan peligroso. Todos miraron curiosos cuando un taxi paró en la puerta, era Pierre, sus padres se acercaron mientras los demás le esperaban en la sala; los saludos y felicitaciones se sucedieron, Pierre empezaba a emocionarse, cuando vio a Catherine y Jean no pudo disimularlo por más tiempo, les saludó sin poder articular palabra. Se acercó despacio a Alicia y Macarena, sonrió ante la naturalidad de Macarena y la abrazó feliz de que estuviese allí, hablaron unos minutos, Pierre dejó que hablase de todas las novedades de su vida, le hubiese gustado contarle también cómo le iba la vida, pero no podía articular una frase con sentido, volvió a abrazarla recordando el poco tiempo que habían compartido. Roberto se le había quedado mirando y cuando se dio cuenta que había terminado de saludar a todos, se acercó a él para decirle lo guapo que estaba y que le quería mucho. Las niñas se habían quedado dormidas pero no dejaban de recibir miradas y elogios, Alicia se echó a reír al ver a un fotógrafo de la redacción, Pierre había pensado hasta el último detalle y no quería que ningún invitado fuese el encargado de sacar las fotos, también había contratado a un cámara para que grabase en video, desde luego, la boda era por todo lo alto. Alicia empezó a organizar a todos, no quería que viesen a Diane llegar, tenían que esperarla dentro; Pierre se frotó las manos nervioso viendo cómo empezaban a entrar los invitados, sólo Alicia, Roberto y él siguieron fuera, Grace se había ocupado del coche de las niñas, que seguían dormidas y Alicia esperaba que siguiesen durante la ceremonia.
-Parece que ha llegado la hora…
-¿Tienes dudas ahora?
Alicia le miraba con ternura, había cambiado mucho con respecto al Pierre que conoció al poco de llegar a París, pero seguía teniendo cierto punto que le caracterizaba.
-Claro que no; llevo mucho esperando este momento… Sólo que no me creo que vaya a pasar ya.
-Bueno, todavía tiene que llegar la novia…
Pierre empalideció sin darse cuenta, Alicia le acarició la mejilla mordiéndose el labio, había querido relajarle con una broma pero no era el momento para un comentario así.
-Pierre lo siento… He estado muy torpe, sólo pretendía…
-No te preocupes, sé que sólo era una broma, y así lo he entendido, –sonrió un tanto avergonzando porque Alicia hubiese visto su reacción- ha sido involuntario, no he pensado ni por un momento que lo dijeses en serio, tranquila.
Alicia sonrió débilmente, Roberto intervino en el momento justo hablando del coche grande del tío Pierre, se echaron a reír mientras entraban juntos. Fernando movió la cabeza divertido al ver que ya no quedaba nadie fuera esperando, Diane resopló al darse cuenta del coche de lujo que estaba a la puerta, miró a Fernando y le vio disimular, le conocía lo suficiente como para darse cuenta que había apartado la mirada por algo. Los padres de Diane la ayudaron a salir del coche y la abrazaron antes de entrar, Fernando la miró y le ofreció el brazo, no estaba seguro actuando de testigo en una boda tan convencional pero eran Diane y Pierre, dos de las personas más importantes de su vida desde que estaban en París.
-¿Preparada?
-Llevo preparada más de un mes, –agarró el brazo que le ofrecía y empezaron a caminar- si de mí hubiese dependido, nos hubiésemos casado sólo con los testigos –le miró sonriendo- dos días después de decidirlo.
Fernando se rio en voz baja, Pierre y ella se parecían muy poco, pero se querían mucho; respiró hondo antes de entrar, terminó riéndose de sí mismo, estaba más nervioso que la propia novia. Notó cómo Diane apretaba más su brazo cuando cruzaba la mirada con Pierre, la miró de reojo, por fin sentía un poco de los nervios que Pierre llevaba semanas sintiendo; miró a Alicia, que estaba junto a su amigo, no necesitaban hablar para saber qué pensaban. Por suerte nadie reparaba en ellos, no eran los protagonistas ese día, pudieron mirarse durante minutos enteros sin que nadie se diese cuenta, cuando Diane y Fernando llegaron a su altura, Fernando se movió ligeramente para acariciar la mano de Alicia, apenas fue un roce pero no dejaban de mirarse, sólo un suave ruido de Ana les hizo reaccionar, se pusieron a cada lado de los novios dispuestos a aguantar la larga ceremonia que tenían por delante. Fernando tuvo la sensación de que uno de los invitados no le quitaba la vista de encima, se giró disimuladamente y vio a Antoine mirándole con intención, resopló volviendo a mirar hacia delante recordando la advertencia de Pierre, esperaba que no quisiese hablar en ese momento, era la boda de sus amigos y no pensaba hablar sobre la revista o cualquier otro tema de trabajo.
Alicia notó que tanto Fernando como los niños empezaban a impacientarse, Fernando movía las piernas intentando mantener el tipo mientras que Roberto hacía suaves ruidos chocando sus manos con el banco en el que estaba sentado, las niñas habían empezado a jugar entre ellas, suponía que se habían despertado por el discurso del padre de Pierre. Miró de reojo a Diane y sonrió, se había emocionado ante las palabras que había dicho su madre, Pierre y ella se habían cogido de las manos y parecían una sola persona; cruzó la mirada con Fernando, era un momento importantísimo para sus amigos, pero para ellos no lo era menos, durante muchos años no pudieron compartir momentos parecidos con sus amigos, amigos que habían quedado por el camino; estar ese día junto a Diane y Pierre era otra prueba más de su vida familiar.
Casi dos horas después de empezar, por fin los novios se besaron ante el aplauso de los más de 150 invitados, Roberto echó a correr a abrazar a sus tíos y Diane le cogió sin importarle arrugarse el vestido; después de Roberto, los primeros en abrazar a los novios fueron Alicia y Fernando, el fotógrafo no dejó de sacar fotos de ese momento que duró más de lo que todos habían esperado. Tras el abrazo, se acercaron a besar a las niñas; Fernando se acercó a saludar a Jean y Catherine, miró a Alicia sonriendo, cada vez que les veían estaban mejor juntos, y siempre recordaba que era gracias a ella. Después de eso Alicia y Fernando se apartaron del resto con sus hijos, se quedaron en un rincón contemplando la felicidad de sus amigos y atendiendo a sus hijos, Alicia se fijó en que Macarena parecía una más del grupo de amigos, no necesitaba que estuviesen pendientes de ella.
-¿Sabes? Al entrar me sentí un poco nervioso, creo que más que la propia Diane; nunca me imaginé participando en una boda así…
-La primera boda a la que asistimos con nuestra familia; bueno, la primera boda de unos amigos a la que podemos asistir, –pensaron a la vez en Inés y Daniel, no habían podido estar el día en que sus amigos se casaron- yo también estaba nerviosa, pero al verte entrar con Diane se me pasó del todo. Es real Fernando, nuestra vida lo es, y lo va a ser siempre.
Fernando sonrió y la besó intensamente pero se separó al momento, Roberto preguntaba por la comida y por el viaje que le iban a regalar a los tíos; consiguieron que Andrea se quedase tranquila en el capazo aunque tuvieron que sentarla, en poco tiempo tendrían que empezar a usar la silla de paseo. Fernando resopló al ver a Antoine acercarse, Alicia le miró con fingido reproche, siempre le había dado mucha libertad cuando trabaja en la revista y necesitaba trabajar en casa, por hablar con él unos minutos no iba a pasar nada.
-Hacía mucho que no os veía –tendió la mano y notó cómo Fernando se la ofrecía casi obligado- espero que hayáis disfrutado de las vacaciones… -forzó la sonrisa al ver los leves asentimientos de cabeza, hasta el niño le parecía cauteloso- Fernando, la verdad es que hace días que tengo que hablar contigo….
-Antoine, no creo que sea el momento, es la boda de Pierre, son Diane y él los protagonistas, tenemos que celebrar con ellos.
-Sí, lo sé, -sentía que desde el despido de Gabrielle, la actitud de Fernando no había vuelto a ser la misma- perdona… No es el momento, pero por favor, ven a la redacción uno de estos días, de verdad, es importante y no tiene que ver con la revista.
-De acuerdo.
Sonrió casi forzado, no le gustaba tratar a Antoine tan fríamente, siempre le divirtió sus tiras y aflojas, pero no podía tratarle como antes, el despido de Gabrielle había cambiado su actitud con respecto a su trabajo en la revista. Alicia intervino comentando lo felices que se veía a los novios, Fernando la miró sonriendo, siempre sabía cómo dejar atrás un tema incómodo, la besó y volvieron a unirse a su grupo de amigos comentando cualquier cosa sobre los novios. Roberto echó a correr hacia Macarena, que le cogió en brazos empezando a hacerle cosquillas, empezaron una conversación sobre España, las réplicas de Roberto dejaban totalmente perpleja a Macarena. Diane y Pierre hablaban con todos sin dejar de reír, Pierre la miraba embobado, había notado cómo se había emocionado al llegar y cómo se ilusionaba con cada palabra de la ceremonia, era lo que quería conseguir preparando cada detalle. Fernando les recordó que el restaurante esperaba, Pierre le miró y se echó a reír recordándole que Diane y él tenían coche; Diane le hizo burla dejando claro que lo había sabido al llegar, todos se quedaron mirando cómo los novios, ya casados, entraban en el coche alquilado y se alejaban, antes de llegar al restaurante Pierre había planeado una parada que quedaría entre Diane y él, y el chófer del coche, por supuesto. El resto de invitados se dividió para ir al restaurante, Alicia y Fernando sólo podían llevar a Macarena, con los tres niños no cabía nadie más en el coche. El trayecto fue amenizado por los comentarios de una Macarena que parecía estar en su salsa, Roberto también comentaba la boda y cómo la había vivido él desde la primera fila junto a Liberto. Fernando iba en el asiento trasero con las niñas sentadas en el capazo; observaba la complicidad de Alicia y Roberto con Macarena, le gustaría tanto que momentos así se pudiesen repetir más a menudo.
Fernando movió la cabeza resignado al ver el restaurante que había elegido Pierre, se encogió de hombros ante la mirada divertida de Alicia y entraron sin dejar de bromear. Había tantos invitados que era difícil encontrar a su grupo de amigos, saludaron a los familiares de Diane y Pierre que conocían y por fin encontraron a sus amigos; las niñas empezaron a pasar de brazo en brazo mientras Roberto quiso que su padre le cogiese, Fernando le miró tiernamente, tenía el ceño fruncido, estaba seguro que quería estar en sus brazos para poder mirar mejor a sus tíos cuando cogían a sus hermanas, había mucha gente y Roberto no quería perderlas de vista. Alicia abrazó a Fernando susurrando al oído de su hijo que se relajase; nadie sabía dónde estaban los novios pero el ambiente era relajado y divertido mientras les esperaban.
Alicia no podía evitar mirar a Macarena maravillada, siempre había sido así, pero volver a verla integrarse entre sus amigos, sin sentirse incómoda y totalmente relaja, le hacía feliz. Roberto no dejaba de ir de un lado a otro hablando con todos sus tíos, había hecho buenas migas con una prima pequeña de Diane y en ese momento eran los protagonistas absolutos junto a Loan que parecía más animado que nunca; Fernando bromeó con Alicia sobre lo mucho que se parecía a ella en eso, él pasaba más desapercibido, pero ella y Roberto llamaban la atención y alegraban a todos. Andrea seguía de brazo en brazo pero Ana se había quejado suavemente y sólo sonrió al volver a brazos de su madre, poco después se había quedado dormida y la dejaron en el coche. Se pusieron al día con sus amigos, Alicia se explayó contando cada detalle de los días de playa, se notaba que tenía más color, a pesar del viento característico de esa zona de Francia, había hecho mucho sol, Roberto intervenía de vez en cuando y llegó a contar cómo había construido un castillo de arena que después las olas habían deshecho al subir la marea; Fernando les observaba hablar y sólo podía sonreír, aunque de reojo miraba el reloj calculando cuándo llegarían sus amigos. Él sí sabía a dónde se habían dirigido, Pierre lo había compartido con él por teléfono, le había visto tan ilusionado que esperaba que Diane sintiese lo mismo; miró a Alicia y se echó a reír, había intentado sonsacarle pero no le había dicho nada. Terminó poniéndose serio, se acercó a ella y se lo susurró al oído, Alicia le besó feliz para terminar brindando por los novios; justo en ese momento aparecieron Diane y Pierre, se fijó en ella y estuvo segura que se había emocionado al descubrir una de las sorpresas de Pierre. Brindaron con los novios y empezaron a sentarse para comer, Alicia y Fernando estaban junto a los padres de Pierre, Fernando se echó a reír cuando ni Roberto ni Alicia empezaron a comer, acababan de empezar una conversación con el padre de Pierre y parecía que ninguno de los tres daría su brazo a torcer. Se fijó que Diane estaba pendiente en todo momento de Pierre, estaba seguro que la pequeña huida en mitad de la boda había tenido mucho que ver; movió la cabeza divertido, al final todos se emocionaban el día de su boda, aunque supiesen que esos papeles no significaba más que lo que tenían el día anterior a casarse. Los brindis por los recién casados no dejaron de sucederse, aunque el que más les emocionó fue el brindis de Roberto, Alicia y Fernando le miraron totalmente orgullosos escuchando sus medias palabras sobre sus tíos; Fernando se mordió el labio casi emocionado, nunca imaginó poderle dar a sus hijos una verdadera familia en todos los sentidos, miró a Alicia y sonrió, había sido gracias a ella, la besó suavemente y terminó bromeando aunque en un susurro le contó qué era lo que le había emocionado. Durante la comida las niñas protestaron, también querían comer, Fernando pidió que les calentasen el puré que había hecho el día anterior, a Andrea seguía sin gustarle el puré pero tras mucha paciencia por parte de su padre, se lo terminaba comiendo, con Ana siempre era más fácil, Alicia las miraba sonriendo pensando en lo diferentes que eran. En el momento del postre fue cuando les dieron el regalo, había sido Alicia la elegida para dárselo, Pierre le dio las gracias bromeando con que gracias a ella había conocido a Diane, en ese momento Alicia desvió la mirada hacia Macarena, también la había conocido por ella, Fernando se aguantó la risa al ver esa mirada y se acercó a besarla el cuello y llamarla gamberra en un susurro. Fue Diane quien se encargó de abrir el sobre que Alicia les acababa de dar, Roberto se había quedado muy quieto esperando la reacción de su tía, tenía muchas ganas de compartir con ella la sorpresa. Alicia sonrió orgullosa al ver a Diane emocionarse aunque tuvieron que ponerse serios cuando tanto ella como Pierre dijeron que no podían aceptarlo; finalmente fue Roberto quien dijo la última palabra y no tuvieron más remedio que acceder. Empezaron a recibir el resto de regalos, Diane tenía a Roberto sentado sobre ella y dejaba que la ayudase a romper los papeles de regalo; Fernando atendió un pequeño berrinche de Andrea, llevaba recibiendo atenciones todo el día y parecía que no quería renunciar a ello. Alicia le miró tiernamente, notaba sus esfuerzos por no cogerla, su táctica funcionaba pero le seguía costando dejarla en el coche, le besó suavemente sonriendo.
-No hace falta que siempre la dejemos llorar ¿no te parece?
Fernando sonrió un poco avergonzado, su pose no daba el pego, la besó antes de coger a Andrea y sonrieron cuando su hija soltó una carcajada en cuanto la acomodó en sus brazos. Roberto estaba disfrutando con sus tíos, empezó a sonar la música y se bajó de los brazos de Diane aplaudiendo, quería verles bailar; Alicia le cogió en brazos y se puso al lado de Fernando sin soltar el coche con una Ana que seguía dormida a pesar del ruido. Vieron cómo Diane se emocionaba, Pierre había contratado una pequeña orquesta que los padres de Diane habían contratado en uno de los cumpleaños de cuando era niña. Fernando se había sorprendido cuando se lo contó, estaba seguro que a Diane le encantaría ese detalle; terminó echándose a reír mirando a Alicia y recordando su propia boda, sus sorpresas mutuas fueron mucho menos lujosas, pero habían sido muy felices ese día, no menos de lo que lo eran día a día. Contemplaron el baile de los recién casados, en un momento estuvieron rodeados de mucha gente, la boda de sus amigos era muy numerosa; Fernando sacó la cámara de fotos para hacerles una mientras bailaban, a pesar de que el fotógrafo seguía sacando fotos a todo el mundo, él prefería tener algunas propias, y se alejaron del corro que se había formado. Después de la primera canción, más invitados empezaron a bailar, Alicia miró a Fernando divertida, dejó a Roberto en el suelo, que quería jugar con la prima de Diane y con Loan, y le ofreció bailar. Gabrielle se acercó ofreciéndose a coger a Andrea, Fernando se mordió el labio pero terminó dejando a su hija en brazos de su amiga; empezaron a bailar apartados del resto de parejas, se movían despacio y acompasados, Alicia nunca podía bailar sin recordar las primeras veces que bailaron en el piso franco. Sonrió abiertamente, habían mejorado mucho, Fernando controló de reojo a sus hijos y vio a Macarena bailar con uno de los compañeros de la redacción que Pierre había invitado, besó a Alicia y cerró los ojos disfrutando del baile.
-Siempre que bailamos recuerdo el día de mi cumpleaños… No bailamos muy bien aquella vez.
-Es cierto, –la miró sonriendo- hemos aprendido juntos, como a ser padres… Bueno, yo he aprendido contigo casi todo, nunca antes había tenido una vida.
-Mi amor… -le besó emocionada- Los dos hemos recuperado nuestra vida al estar juntos.
-Sí, tuviste razón la noche de tu cumpleaños, podíamos ser muy felices; y si no hubiese sido por mí, llevaríamos muchos años siéndolo.
-Fernando… -se separó un poco para mirarle seria- No está bien que siempre pienses en lo mismo, fue un error por parte de los dos, pero lo hemos remediado.
En ese momento Roberto echó a correr hacia ellos, Fernando sonrió mientras le cogía y miró a Alicia emocionado.
-Te amo Alicia.
Lo susurró a su oído, Alicia le miró sonriendo y se separó para llegar hasta el coche de las niñas y coger de la bolsa la cámara de fotos; le hizo unas cuantas fotos hasta que Fernando se acercó a quitársela y empezó a hacerle fotos a ella y a los niños. Las horas se les pasaron volando, sobre todo a los recién casados que no paraban de bailar y sacarse fotos con todos sus familiares y amigos; Diane miraba de vez en cuando hacia el coche de las niñas, apenas las había podido coger unos minutos, Pierre adivinó lo que pensaba y decidió sentarse junto a Alicia y Fernando, compartieron unos minutos con las niñas. Alicia y Fernando les miraban embobados, sabían que era el día de sus amigos y tenían muchas personas con las que celebrar y a las que atender, pero querían disfrutar de sus hijas, Fernando se sentía bien en momentos así, habían construido su pequeña familia de amigos y todos eran importantes. Estuvo a punto de bromear con la llegada de primitos para sus hijos pero al mirar a Diane supo que no era buena idea, estaba seguro que todavía tardarían en tener hijos. Pierre y Alicia empezaron una conversación sobre política que sólo Roberto consiguió interrumpir, Diane se echó a reír al ver la misma sonrisa en los dos, ya no importaba seguir dando puntos de vista y convenciendo al otro, sólo importaba la conversación que había empezado Roberto sobre Loan y los juegos. Jean se acercó a ellos, Pierre apretó la mano de Diane pensando en la única sorpresa que su mujer le había preparado, dejaron a Alicia y Fernando con sus hijos y fueron a sentarse con Catherine y Jean. Fernando se echó a reír al ver bostezar a Ana, solía ser mucho más discreta que su hermana pero en ese momento su bostezo no lo había sido; miró a Alicia, había empezado a anochecer y sabían que sus amigos se irían en poco tiempo, Pierre había reservado una habitación en uno de los mejores hoteles de París para su noche de bodas. Alicia suspiró pero empezó a recoger sus cosas, se echó a reír al ver cómo Fernando se quedaba mirando a Roberto, que había vuelto a ir de un lado a otro con Loan y la prima de Diane
-A él va a ser más difícil convencerle que a mí…
Fernando movió la cabeza divertido, le encantaba ver a su hijo tan integrado pero estaba seguro que si hacían referencia a sus hermanas, Roberto lo aceptaría sin poner una sola pega; Alicia adivinó su estrategia y entre risas le llamó tramposo. Se acercaron a despedirse de sus amigos y brindar por su felicidad una vez más, Roberto abrazó a su tía diciéndole que sacase fotos de Colmar, compartieron con su amiga la complicidad de su hijo, que conocía el regalo desde el principio. Fernando abrazó a Pierre sonriendo, se merecía ser feliz, aunque ya lo era, pero sabía que para su amigo sí era importante el hecho de estar casado. Antes de irse, Alicia se acercó a Macarena, le dio pena interrumpirla, se veía que lo estaba pasando estupendamente, Macarena le quitó importancia aunque antes de irse quiso acercarse a despedirse de Diane y Pierre, Alicia sonrió al ver el abrazo entre ella y Pierre, miró a Fernando recordando el día de su boda, terminaron bromeando sobre cómo habían cambiado las cosas, Macarena y Pierre pudieron empezar una relación ese día pero sólo compartieron algunas horas, ni siquiera un día entero, y ahora cada uno tenía su pareja. Ana se había quedado dormida en el coche pero Andrea manoteaba para que la sacasen de allí, no le gustaba ir tumbada, cuando Macarena regresó la cogió sin poder resistirse, Alicia se echó a reír al ver el suspiro resignado de Fernando; Roberto se agarró al coche preguntando por qué Ana dormía tanto, él quería jugar con las dos. Tardaron mucho en llegar hasta el coche, habían querido salir sin llamar la atención pero cuando les veían, todos sus amigos se acercaban a despedirse de ellos pero sobre todo de los niños. Alicia sonrió cuando al llegar al coche Fernando acomodó a los niños, dejando a Andrea en el capazo, y entró con ellos al asiento trasero; antes de colocar el asiento para Macarena, entró en el coche para besar a Fernando. Macarena les miraba sin dejar de sonreír, a veces no podía evitar recordar a aquella Alicia que conoció en Madrid, siempre tan distante y seria, se alegraba muchísimo de verles tan felices. Antes de arrancar, Alicia miró a Fernando por el retrovisor y se mordió el labio; Macarena se iba a quedar en casa con ellos pero no habían tenido tiempo de pensar dónde dormiría. La conversación despreocupada de Macarena le hizo olvidarse de todo lo demás, Fernando las contempló mientras se acercaban a su casa; le encantaba ver a Alicia conducir tan confiada, hablando con Macarena y de vez en cuando mirando por el retrovisor. Roberto se había quedado dormido en mitad de una conversación con Macarena sobre Inés, quería saber si su pequeña amiga ya andaba; escucharon los progresos de la hija de su amiga, Fernando notó cómo Alicia se había puesto a soñar despierta con poder compartir tardes con Inés y su familia, tragó saliva culpable pero no pudo evitar sonreír cuando Andrea alargó su brazo hasta tocarle, quería que la cogiese, no pudo resistirse a la carita de su niña, la cogió envolviéndola en la manta, había anochecido y empezaba a notarse un poco de fresco.
Al llegar a su calle Alicia aparcó frente a la cafetería, miró por el retrovisor y se echó a reír al encontrarse con la mirada de Fernando; se abrazó a Macarena diciéndole que tomarían un chocolate en su cafetería preferida. Roberto se estiró diciendo que también quería chocolate, Macarena se giró y empezó a hacerle cosquillas, le había conocido cuando apenas era un bebé y ya la había conquistado entonces, pero ahora además le seguía en las conversaciones, no podía dejar de atenderle. Fernando dejó que Alicia sacase el capazo, tenía a Andrea en brazos y no quería molestar a su hija, fue Macarena la que montó el coche ante la mirada divertida de Fernando y el fingido gesto de enfado de Alicia. Macarena se quedó maravillada al entrar a la cafetería, el olor a brioche recién hecho, el ambiente familiar y el cariñoso saludo de la dueña; Roberto entró en la barra saludando a los camareros, en unos minutos salió con unas cuantas galletas en la mano, Macarena se echó a reír divertida. Mientras su hijo le enseñaba a Macarena toda la cafetería, Alicia y Fernando se sentaron en su mesa de siempre, Fernando dejó a Andrea en el capazo, se había quedado dormida, vieron cómo Ana la dejaba hueco para terminar posando la mano sobre su hermana, Alicia las arropó y miró a Fernando.
-Hay algo en lo que no hemos pensado…
-Imposible, -la besó suavemente pero empezó a preocuparse cuando Alicia movió la pierna nerviosa- Alicia ¿qué pasa?
-Macarena se va a quedar en casa, pero ¿dónde va a dormir?
Fernando se pasó la mano por el pelo abriendo los ojos de par en par, no habían pensado en ello; si no hubiesen estado de vacaciones habrían comprado las camas para la habitación de las niñas, que en menos de dos años ya estarían usando, y Macarena podría quedarse en esa habitación, pero no habían previsto nada. Sonrió y la besó suavemente, se relajó en la silla haciendo que se sentase sobre él.
-No hemos tenido tiempo, seguro que lo entiende –la acarició el pelo enternecido, estaba preocupada de verdad, estaba seguro que no quería ni pensar que Macarena tuviese que quedarse en un hotel- además, no es tan grave… A Roberto no le va a importar dormir con su padre, espero que a Macarena no le importe dormir contigo, aunque como también le des patadas…
Alicia se echó a reír y le abrazó fuerte, le iba a costar no dormir con él, pero no quería perderse ni un minuto de la visita de Macarena.
-Fernando, eres perfecto, –le besó emocionada- te amo, te amo, te amo tanto… -se mordió el labio imaginando a Fernando dormir junto a Roberto- Te voy a echar mucho de menos esta noche…
-Y yo a ti…
Empezó a besarle intensamente, Fernando recordó que estaban en la cafetería pero no pudo separarse, unos minutos después Alicia se separó riendo después de escuchar a Macarena carraspear, Fernando se rascó el pelo un tanto incómodo pero la naturalidad de Macarena le hizo relajarse. Disfrutaron del chocolate sin dejar de hablar, Roberto les interrumpía y se integraba en la conversación aunque no lo entendiese del todo, Macarena miró a Alicia y Roberto y cruzó la mirada con Fernando terminando echándose a reír, tanto su amiga como su hijo tenían la boca manchada de chocolate. Alicia arrugó el gestó pero también terminó riendo, por un momento pensó qué habría dicho de una escena así en Madrid, cuando conoció a Macarena, se hubiese sentido mal consigo misma al mostrarse tan relajada delante de ella, por suerte había vuelto a ser la que era antes de pasar más de 10 años en Madrid, la mayor parte de ellos sola. Fernando notó el cambio de gesto de Alicia, apretó su mano y bromeó con lo mucho que les gustaba el chocolate a los dos, en eso Roberto salía a ella. Alicia sonrió encantada, con Fernando siempre era fácil dejar atrás cualquier recuerdo; le contaron a Macarena su idea sobre dormir juntas y se echaron a reír cuando ella se negó, Fernando sabía que la tozudez de Alicia ganaría a cualquier pega que pusiese Macarena.
-¿Voy a domir con papá?
-Sólo si tú quieres Roberto.
Fernando esperaba ansioso la reacción de su hijo, siempre había sido muy independiente, había dormido con ellos muy pocas veces y sólo en días especiales o cuando Alicia estuvo fuera.
-¡Mieeeen! Me contas muchos qentos ¿verdad papá?
Fernando le sentó sobre él y le abrazó, sería raro no dormir con Alicia estando los dos en casa, pero dormir con su hijo siempre le hacía muy feliz. Cuando terminaron el chocolate su amiga se sentó con ellos, pasaron un rato estupendo entre recuerdos y nuevos proyectos, Alicia quería saber cada detalle de las vidas de sus amigas mientras Macarena estaba encantada con la amabilidad de esa mujer. También hicieron planes para el día siguiente, Macarena se quedaría sólo dos días más y querían aprovechar al máximo cada segundo. Cuando empezó a llenarse la cafetería Fernando empezó a recoger las cosas, Alicia movió la cabeza resignada pero no puso ninguna pega; Roberto, después de aceptar ponerse la chaqueta, cogió a Macarena de la mano para llevarla a casa, Alicia se entusiasmó pensando en enseñarle su casa, la última vez que Macarena estuvo de visita en París todavía vivían en su primera casa, Fernando les siguió manejando el coche de las niñas y sonriendo ante el entusiasmo de su mujer y su hijo. Mientras Macarena, con el coche de las niñas, Alicia y Roberto entraban en casa, Fernando cogió del maletero las maletas de Macarena, no habían pasado por casa antes de ir a la boda y ni siquiera habían recordado el equipaje. Alicia abrió la puerta casi como si fuese un momento clave de su vida, enseñarle a Macarena su casa era importante, había marcado mucho las distancias en Madrid y ahora sólo podía pensar en lo feliz que era y lo que le gustaría que Macarena e Inés formasen parte de su día a día. Fernando entró resoplando y se echó a reír cuando Alicia intentó disimular que se había olvidado del equipaje, le quitó importancia y lo dejó a la entrada para acompañarla a enseñar la casa a Macarena, Tor saludó a la nueva invitada entre saltos y ladridos, Macarena les miró divertida pero terminó acariciando al perro a la vez que Roberto le contaba que Tor había aparecido en el patio. Fernando se quedó en segundo plano disfrutando de la complicidad de las dos y también de Roberto, las niñas seguían dormidas pero Andrea se movió suavemente haciendo un pequeño ruido como si supiese que acababan de llegar a casa. Macarena disfrutó de la visita guiada, se quedó maravillada con el pequeño jardín y se echó a reír al ver cómo Tor intentaba cazar a uno de los gatos; cuando descubrió la cuna de las niñas y supo que también había sido Fernando quien la hizo, sonrió emocionada y miró a Fernando, éste se rascó el pelo sin saber muy bien qué decir, Alicia bromeó sobre esa actitud, nunca sabía qué decir cuando admiraban algo que hacía, ni siquiera sabía qué decir cuando le daban las gracias.
Mientras Alicia y Macarena seguían poniéndose al día y jugaban con Roberto, Fernando preparó la cena, había sentado a Andrea en la trona y le dio una galleta, su hija cada día dormía menos y quería decidir qué hacía en cada momento. Mientras cocinaba hablaba con su hija, le contó lo feliz que era por tenerles en su vida, también le contó lo importantes que eran todas las visitas que recibían, ese día habían sido Macarena, Catherine y Jean, pero cada visita era importante.
-Y… Te voy a contar un secreto, pero que quede entre tú y yo eh –sonrió y se acercó a cerrar la puerta con la excusa de que no pasase el olor de la comida al resto de la casa- la próxima visita será de Inés y Mauro, ¿lo preparamos juntos? Ya verás qué sorpresa se lleva mamá –no dejaba de mirarla de reojo, Andrea le miraba muy seria casi sin pestañear- tenemos que llamar a Inés y planear sus vacaciones de verano aquí en París, lo único… Mamá ya sabe que van a venir, no es buena idea que le digan que no vienen ¿verdad? No queremos que mamá se ponga triste… -Andrea hizo un pequeño movimiento que a Fernando le pareció la confirmación de que le estaba entendiendo- Eso es, podemos hablar con Inés, que le diga que vienen un día y después organizarlo para que lleguen el día anterior.
Sonrió cuando su hija chocó sus palmas, no pudo evitar acercarse y agacharse junto a ella para besarla, Andrea le manoteó suavemente la cara echándose a reír. Alicia le contó a Macarena cada detalle de su viaje y de las reuniones, se sorprendió cuando no le preguntó por la ciudad o las tiendas de ropa, Macarena también había cambiado, seguía con la misma chispa de siempre pero había descubierto su pasión por el Derecho y no dejaba de preguntar sobre los miembros de la Comisión y las diferentes leyes de cada país. Roberto las escuchaba y sólo intervenía para decir que Liberto y la tía Grace también hablaban mucho de derecho, Alicia le miró tiernamente, parecía que su hijo no iba a sacar esa pasión por el Derecho que ella tenía.
-Tienes razón, mi amor, estamos hablando mucho de Derecho, pero eso se puede arreglar…
Empezó a hacerle cosquillas y Macarena se unió a ellos mientras Tor saltaba a su alrededor, Macarena le había caído muy bien y quería unirse a los juegos. Alicia se quedó sentada mientras veía a su hijo y su amiga jugar, miró hacia la cocina y le pareció raro que Fernando hubiese cerrado la puerta pero un ladrido de Tor le hizo olvidarse.
-Es verdad, tienes que bajar a la calle…
-Yo bajo mamá con Macaena y paseamos jutos.
-¿Yo no puedo ir con vosotros?
-Tenes que decansar mamá, y atí ayudas a papá con la cena ¿no?
Alicia se echó a reír, su hijo quería dejarles un ratito de intimidad, aceptó que bajasen los dos a Tor aunque antes le dijo a Macarena que no se alejase mucho, todavía recordaba cómo Inés y Mauro se perdieron por las calles parisinas, entre risas por esa anécdota, Macarena ató a Tor y salieron de casa prometiendo regresar pronto. Alicia se asomó por la puerta de la cocina, Ana estaba en el coche mientras Andrea estaba sentada en la trona con una galleta a medio morder en la mano, Fernando estaba terminando de preparar la cena, le encantaba verle tan concentrado y relajado a la vez, había servido una copa de vino que estaba por la mitad, se acercó despacio y le abrazó por detrás respirando su olor.
-Gracias Fernando.
-Alicia… -se giró y la miró fijamente- No tienes que darme las gracias por nada, y menos por la cena.
-No es por la cena, es por todo… Por estar aquí los cinco, porque siempre sabes qué decir o qué hacer…
-En todo caso, Alicia, las gracias tendría que darlas yo, si estamos aquí es gracias a ti, y lo sabes.
Empezó a besarla intensamente, Alicia le desabrochó la camisa y resopló cuando él se apartó recordando la cena.
-Vaya, pensé que siempre te desconcentraba…
-Y lo haces, Alicia, lo haces –no pudo evitar sonreír al recordar que la había seguido hasta casa de Inés porque le molestaba pensar que quería alejarse de él- pero tenemos una invitada y no podemos quemar la cena ¿no te parece?
Alicia torció el gesto sin dejar de sonreír, volvió a besarle y susurró cuánto le gustaba a ella que se desconcentrasen al estar juntos; fue a poner la mesa sin dejar de pensar que no dormiría con él esa noche. Fernando sonrió cuando le dejó solo, siempre había sido capaz de mantener el control hasta en los peores momentos, incluso cuando estaba herido se levantó para quitar la llave del piso franco del escondite para que Alicia no pudiese entrar; pero al reencontrarse con ella dejó de mantener el control. Sólo Alicia había sido capaz de hacer que no pensase en nada más que estar con ella, soñar con un futuro juntos y olvidarse del resto del mundo. Dejó la cena lista y antes de que regresasen Macarena y Roberto con Tor, dieron el último biberón a las niñas y las bañaron, a Alicia le hubiese gustado compartir ese momento con su amiga, pero tenían más días por delante y empezaba a ser tarde; Fernando no dejaba de mirar a las niñas embobado, después de ponerlas el pijama, se quedó mirando a Alicia, que tenía a Ana dormida en brazos.
-Me va a costar tanto no dormir contigo, sentir cómo me abrazas o cómo entre sueños das algunas patadas… -se acercó a besarla el cuello- Y también no tener a las niñas al otro lado de la cama, va a ser muy raro.
-Mi amor… Macarena dijo que no le importaría dormir en el sofá, podemos…
-No, -la interrumpió muy serio- de eso nada, dormís juntas y así podéis seguir hablando.
Alicia le besó emocionada, dejaron a las niñas en la cuna en un lado del salón y esperaron a que regresasen del paseo con Tor, las risas de Macarena y Roberto se oían incluso antes de que abriesen la puerta, Roberto echó a correr hacia su padre contándole que habían estado jugando con su vecina; antes de que Macarena se sentase en la mesa vieron cómo abría una de sus maletas y sacaba algunos paquetes. Alicia intentó ponerse seria pero le agradeció los regalos mientras Fernando contemplaba cómo Roberto era un impaciente y rasgaba el papel del regalo que Macarena acababa de darle. El regalo para Roberto era un juego en el que salían las comunidades de España, Fernando la miró agradecido, sus amigos sabían que querían volver a España y que sus hijos se sintiesen españoles. Alicia abrió su regalo también con impaciencia, era un maletín nuevo, sonrió orgullosa de Macarena, en el pasado habría elegido regalos más personales, que no estaban mal, pero el hecho de regalar algo para el trabajo decía mucho de los cambios en la vida de Macarena, la abrazó dándole las gracias. Fernando se echó a reír, Alicia se había olvidado del regalo para las niñas, lo abrió él, Alicia se desesperó porque se lo tomaba con calma, al final pudieron ver unos preciosos vestidos de verano que sus hijas podrían estrenar al día siguiente, le dieron las gracias aunque Fernando incluyó que no tenía que haberse molestado, la carcajada de Alicia le hizo reírse de sí mismo. Terminó abriendo su regalo, y sonrió al ver una corbata, Alicia se la quitó de las manos, le encantaba y estaba segura que la había elegido Macarena y no Inés. Después del momento de los regalos, Fernando les recordó que tenían que cenar, Macarena sintió no haber estado para el momento del baño de las niñas, y sobre todo que ya estuviesen dormidas, quería volver a tenerlas en brazos.
La cena fue más tranquila que el resto del día, Roberto estaba cansado y cenaba despacio, Macarena les miraba a los tres sin dejar de sonreír mientras Alicia saboreaba la comida y Fernando apenas probaba bocado, no dejaba de pensar en esa noche; era absurdo, había sido más difícil los días que Alicia estuvo fuera, pero pensar que estaban en su casa todos y que él no dormiría con Alicia y no tendría al lado a sus niñas se le hacía muy difícil. Aunque sólo con ver la mirada ilusionada de Alicia hablando con Macarena se le pasaba cualquier sentimiento que él pudiese tener, lo más importante era que Alicia disfrutase de esos días. Después de cenar acostaron a Roberto, su hijo había intentado mantenerse despierto pero no dejaba de bostezar; le miraron divertidos cuando esa noche quiso que fuese Macarena la que leyese antes de dormir, Fernando le miró fingiendo decepción, había dicho que él le leería muchos cuentos, la respuesta de Roberto le dejó sin palabras.
-Pero tú me los lees depués papá, teguro que no pedes dormir.
Le abrazó y dejó que Macarena leyese un rato, Tor se tumbó en la alfombra al lado de la cama.
De vuelta en el salón tomaron una copa mientras hablaban de los planes para los próximos meses, Fernando habló del libro, estando Alicia no le costaba hablar del pasado, aunque no hizo referencia a Belle.
Ya había escrito la bomba en la estación de Madrid, cómo Belle consiguió llevar a cabo la misión; no sabía si podría escribir su final, cuando no podía seguir recordando y escribiendo solía abrazar a Alicia para olvidarse de todo por un momento, en ella siempre encontraba la fuerza para volver a escribir, el pasado no dolía si les tenía a ellos. Tragó saliva, estaba seguro que esa noche adelantaría algo del libro mientras Alicia y Macarena compartían confidencias. Macarena se disculpó para ir a ponerse el pijama, antes de entrar al baño se giró para mirarles, sonrió al ver cómo Fernando se acercaba a ella y la abrazaba. Alicia se relajó en sus brazos, hablaron de Diane y Pierre, debían llevar ya unas horas solos, disfrutando de su noche de bodas, Fernando bromeó con los nervios de Pierre y Alicia le pinchó hablando de sus propios nervios en su boda. Cuando Macarena regresó, brindaron por los recién casados y empezaron a recoger; Fernando las acompañó a la habitación llevando la cuna de las niñas, Alicia se puso el pijama en el baño, Fernando sonrió quedándose en el marco de la puerta de la habitación, Macarena estaba inclinada hacia las niñas y las observaba.
-Son lo mejor que me ha pasado en la vida, mis hijos y Alicia…
Macarena le miró sorprendida, no se esperaba esa confesión, Fernando sonrió al ver su reacción.
-Estoy segura que ella siente lo mismo, cuando yo la conocí era tan distinta…
-Sí… Y en parte era mi culpa… Nunca dejaré de pensarlo.
-Pues deberías porque Alicia no lo piensa, no lo recuerda… En Madrid no era feliz mientras que aquí sí, lo vi en vuestra boda y en su cumpleaños, y lo vuelvo a ver ahora. Fernando, el pasado ya no importa, tenéis una familia y sois felices ¿no? Además, no puedes sentirte culpable, tenéis tres hijos preciosos, ellos son la prueba de que no os habéis vuelto a equivocar.
Fernando se acercó, besó a las niñas y miró directamente a Macarena dándole las gracias por aceptar volver a París cada vez que se lo pedían. Alicia entró en la habitación y se quedó mirándoles, se notaba que tenían complicidad y habían hablado de algo importante, Fernando la ayudó a entrar a la cama y la besó en la frente deseándoles buenas noches.
-Buenas noches mi amor… Intenta dormir, no pases toda la noche escribiendo…
Fernando sonrió rascándose el pelo, Alicia podía adivinar cada movimiento suyo, volvió a darles las buenas noches y salió de la habitación. Entró en la de su hijo y acarició a Tor que pareció despertarse sólo para darle las buenas noches, al meterse en la cama junto a su hijo notó cómo le abrazaba y susurraba te quiero en francés, le dio un suave beso y se acomodó dispuesto a dormir, aunque a media noche se despertaría y aprovecharía para escribir un rato antes de que Roberto se despertase antes de que amaneciese, en ese momento dejaría de escribir para contarle todos los cuentos que quisiese.
Alicia se acomodó en la cama, le parecía extraño dormir en su cama sin Fernando, Macarena empezó a hablar de Barcelona y su novio, la miró sonriendo, notaba cómo hacía esfuerzos para que estuviese cómoda y no pensase en que Fernando estaba durmiendo con su hijo en la habitación de al lado. Alicia la abrazó y se incorporó, cogió cuartillas para escribir a Inés, le hubiese gustado tanto compartir ese día también con ella. Macarena observó cómo se concentraba para escribir, incluso en algunos momentos le pareció que se trasladaba a Madrid, que se sentía cerca de Inés.
Mi querida Inés
No sabes la alegría que ha sido poder volver a abrazar a Macarena, tengo muchas ganas de abrazarte a ti también y compartir momentos contigo y con tu familia. El día ha sido muy intenso, Pierre estaba muy nervioso, hasta Diane se puso algo nerviosa aunque a ella no le pega nada. Ha sido un día muy bonito, siempre me ha gustado compartir los momentos felices de los demás, contigo y con Mauro no pude, me hubiese gustado tanto… Pero tenía que irme, aposté por mi vida con Fernando, por mi felicidad, y no me equivoqué; me duele haberme perdido tantas cosas contigo, con tu familia, con Macarena… Pero mi felicidad está junto a Fernando y mis hijos, nunca había sido tan feliz. Estoy segura que a ti te pasa lo mismo, la pequeña Inés está preciosa en cada foto que nos mandas, y Macarena ya me ha contado el éxito del despacho, no podía ser de otra forma. Yo me estoy centrando en la Comisión, ahora cojo menos casos del despacho aunque nunca lo dejaré, no podría vivir sin ejercer el derecho, sentir que con nuestro trabajo ayudamos a tantas personas.
Estuvimos en la playa por mi cumpleaños, fue uno de los regalos de Fernando, hemos pasado unos días increíbles, las niñas cada día están más grandes y querían coger la arena aunque Fernando estaba atento cada segundo y tuvieron que conformarse con jugar con sus muñecos. Nunca pensé disfrutar de unas vacaciones en familia, llevamos ya dos años juntos pero sigo valorando cada momento con ellos, con Roberto ya tenemos verdaderas conversaciones, sus avances son increíbles, estoy segura que se te caería la baba con él, como se nos cae a nosotros.
Esta noche va a ser muy rara, como estuvimos de vacaciones no pudimos organizarnos para que Macarena tuviese dónde dormir, así que estamos durmiendo juntas en mi cama; Fernando duerme en la cama de Roberto. No me malinterpretes, estoy muy feliz de que Macarena se quede con nosotros, ni por un segundo pensé que tuviese que irse a un hotel, pero no dormir con Fernando es muy raro, además, no es lo mismo que cuando me fui, siempre que he dormido en esta cama ha sido con Fernando… Le voy a echar de menos estas noches; pero voy a disfrutar de cada segundo con Macarena.
Tenemos que planear las vacaciones de verano, ¿seguís pensando en venir a París? Me encantaría que fuese así, ya sabes que aquí tenéis vuestra casa.
Un beso muy fuerte
Alicia Peña
Dejó las cuartillas sobre la mesilla y apagaron las lámparas, Alicia respiró hondo el olor de la almohada, en pocos minutos Macarena se había quedado dormida, el viaje le había pasado factura; Alicia todavía tardó un rato, no dejaba de pensar en ir a la habitación de su hijo y ver cómo dormían, al final se durmió con una sonrisa, Fernando haría cualquier cosa porque ella fuese feliz, estaba segura que a él le costaba todavía más dormir sin tenerla al lado.
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